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Manuel Alcántara Castillo, analista en AD Laboratorio y consultoría
22/03/2021¿En qué consiste su trabajo?
Somos una empresa multidisciplinar, llevamos temas de seguridad alimentaria y análisis agrícolas, y somos un laboratorio esencial porque también hacemos análisis de aguas de los abastecimientos públicos. Por otra parte, también realizamos asesoramiento y consultoría.
Nos movemos en diferentes ámbitos, por ejemplo, llevamos la seguridad alimentaria de muchas residencias de mayores, fabricantes minoristas de carnicerías, mercados etc. A nivel agrícola también realizamos asesoramiento y análisis de hoja del olivo, suelos, aguas para riegos, etc., que sirven por ejemplo para que los agricultores sepan el tipo de abonado que tienen que hacer en cada momento. Nosotros hacemos una analítica de las características nutricionales que tiene el árbol y el suelo y en función de los resultados aplican un tipo de abono u otro. Otra parte importante de la actividad se concentra en los meses de verano, con el tratamiento y análisis de las piscinas de uso colectivo.
¿Cómo está viviendo esta situación?
Cuando empezó todo en marzo estábamos un poco despistados, no sabíamos cómo nos iba a afectar. No podíamos cerrar por ser un laboratorio esencial, pero al principio lo pasamos un poco mal porque perdimos a un gran porcentaje de nuestros clientes habituales que sí tuvieron que cerrar sus puertas: hoteles, bares, restaurantes, colegios, etc. Por tanto bajó mucho la facturación aunque los gastos seguían siendo los mismos. Además, teníamos la incertidumbre de si iban a poder abrir las piscinas en verano, dado que no estaba claro si el Covid se trasmitía por el agua o no. Finalmente, se supo que el virus muere en aguas cloradas y abrieron la mayoría de las piscinas de uso colectivo en la provincia, y, afortunadamente, no ha habido brote de Covid en ninguna.
¿Ha cambiado su trabajo por el Covid?
Ha cambiado mucho. Yo tengo que estar todo el día en la calle, tomando muestras en distintos establecimientos como residencias de mayores o de discapacitados. Y hemos pasado mucho miedo, sobre todo al principio, cuando no había EPIs, ni mascarillas, ni sabíamos exactamente cómo actuar, por lo que yo pudiera llevar a estos sitios pero también miedo al contagio propio.
Después, poco a poco ya se ha ido normalizando la situación, con más información y la puesta en marcha de la campaña de vacunación. Ha bajado algo la carga de trabajo pero no nos podemos quejar de cómo se ha ido desarrollando el año.
Por otra parte, también se han modificado todos los protocolos en nuestras instalaciones. En el laboratorio disponemos de gel hidroalcohólico, mascarillas, procuramos no coincidir dos personas en el mismo espacio, ventilación continua, etc. Además tenemos atención al público, los clientes vienen a traernos muestras y hacemos cursos de formación reglada, de manipulador de alimentos o aplicación de plaguicidas, entre otros. Éstos últimos se paralizaron en su momento, durante el primer confinamiento, pero ya los hemos retomado con todas las nuevas medidas de seguridad aplicadas. Y de momento no hemos tenido ninguna incidencia.
¿Cree que la labor farmacéutica necesita mayor visualización?
Yo creo que la población es consciente de nuestro trabajo pero hasta cierto punto. Creo que no se ha valorado lo suficiente a los que han estado en primera línea como los compañeros de oficina de farmacia o los farmacéuticos de hospital. Tengo compañeros que incluso han fallecido, creo que es necesario más reconocimiento para ellos.
Otra cuestión es que la gente asocia “farmacéutico” a “boticario” y no es solamente eso. Los farmacéuticos nos dedicamos a una amplia gama de actividades que repercuten en la vida diaria de las personas y no se conoce.