El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Jaén emprende una campaña para informar a la población de las interacciones entre los alimentos y los medicamentos. El objetivo es que los ciudadanos conozcan las posibles interacciones, que no se detectan con tanta facilidad como las que se dan entre medicamentos, para prevenirlas. Es destacable que estas interacciones suelen ser frecuentes por la costumbre de los pacientes de tomar la medicación con las comidas, por lo que es esencial conocerlas.
Sobre el papel esencial del farmacéutico a la hora de informar a los pacientes a cerca de las interacciones, Martín Muñoz, vocal de Alimentación y Nutrición del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Jaén, asegura que esta campaña, que se realiza a través del Consejo General, intenta aprovechar el conocimiento, la cercanía y sobre todo la accesibilidad del farmacéutico para ayudar a los pacientes. “En este caso se les va a informar sobre cualquier riesgo de interacción entre alimento y medicamento y prevenirlo con las recomendaciones que les daremos a cada paciente” apunta.
Como ejemplo de interacciones cita las relacionadas con ‘Sintrom’ con las crucíferas, como las coles de Bruselas, el brócolis, las espinacas o las acelgas, que son ricas en vitamina K, y que disminuyen o impiden el efecto del ‘Sintrom’. Por el contrario, indica que el ajo hace el efecto contrario, potencia el efecto de este medicamento. “Otra interacción se da en los lácteos y los alimentos ricos en calcio que no se deben tomar junto algunos antibióticos porque el calcio forma complejos en el intestino, disminuyendo el efecto del mismo”, pone de relieve Muñoz, y recomienda dejarse guiar siempre por los consejos de los farmacéuticos.
La campaña incluye una infografía dirigida a la población con recomendaciones y consejos farmacéuticos así como fichas para profesionales de los principios activos o grupos terapéuticos que presentan interacciones de relevancia con alimentos. En la infografía destinada a la población de esta campaña se indica que existen dos tipos de interacciones, las del alimento sobre el medicamento y la de éste sobre el estado nutricional del paciente.
Aunque estas interacciones no siempre son importantes, existen otros factores como las características propias de los medicamentos (margen terapéutico, formulación, vía de administración, etc.) y del propio paciente (edad, sexo, función hepática o renal, enfermedades concomitantes, etc.) que pueden agravar las posibles consecuencias de una interacción.